Fue victoria de las europeas por 2 a 0. Argentina se quedó con la medalla de plata.
Las Leonas terminaron de pie, más allá de la indiscutible derrota (2 a 0) y la decepción lógica, entendible por haber estado tan cerca del oro oímpico. Pero Holanda, un equipo con todas las letras, se quedó merecidamente con el título y el máximo premio. Mientras que las chicas argentinas se llevaron un consuelo que sirve (la medalla de plata, nada menos), pese a esa lógica sensación de terminar con "gusto a poco".
Holanda tomó la iniciativa en los primeros minutos y aprovechó una sucesión de errores defensivos para sumar jugadoras en ataque. ¿Cómo frenarlas? Esa era la cuestión y en dos minutos hubo sucesivas llegadas, ambas muy peligrosas. Fueron entradas en profundidad, una por cada lateral y en forma horizontal, que terminaron con centros al corazón del área, donde la oportuna reacción de las defensoras impidió que se abriera tan rápido el marcador.
La presión holandesa contra la defensa argentina. Así se imaginaba el juego de antema y fue así nomás como se planteó todo. ¿Lucha Aymar? Se encontró, una vez más, con una pegajosa marca personal, incómoda, que prácticamente no la dejó dar vuelta en ese arranque complicado para Las Leonas.
De a poco empezó a salir Argentina del ahogo. Un poco porque se dio cuenta de que el negocio no estaba en esperar tan atrás y otro poco porque su rival empezó a aflojar su ritmo. Justamente, en el primer intento ofensivo, cuando se jugaban 8 minutos, se produjo un corner corto que las delanteras argentinas, en la boca del arco, no lograron empujar la bocha hacia adentro del arco. Esa jugada fue una especie de impulso para ganar confianza.
Los errores se apilaban, de uno y otro lado. Holanda, por ejemplo, daba muchas ventajas en el lateral izquierdo, donde se recostaba Aymar para tratar de imponer su enorme talento. Igual, cada atanque "naranja" era un peligro constante. Y también Argentina desenfundaba lo suyo, como esa furibunaa entrada a la carrera de Lucha Aymar, quien definió fuerte abajo y la arquera impidió el gol. Fue, hasta ahí, la más clara del encuentro.
Después, a segundos de irse al entretiempo, llegaría ese corner corto para las holandeses, que no terminó en gol por dos fenomenales atajadas de Mutio: una arriba, que se metía en el ángulo, y la abajo junto a un palo.
Se fue el primer tiempo, ya sin la misma intensidad ofensiva de los minutos iniciales. En medio del nerviosmo compartido, disputaron la bocha lejos de las áreas y ahí, lógicamente, entre tanta lucha, el partido entró en un pozo.
De a ratos se dio un duelo muy físico en el que no había "vencedoras ni vencidas" porque ninguna lograba predominar en algunos cruces tan ásperos como al límite de las infracciones.
Las Leonas trataron de quebrar vértigo del adversario a partir de una actitud paciente. Se movió la pelota de un costado al otro y esto obbligó a que las holandesas se adelantaran. Conclusión: aparecieron los espacios tan necesario para hacerse fuertes de tres cuartos de cancha hacia adelante.
Pasaban los minutos y nada. El cero a cero, al igual que el trámite, parecía mantenerse inalterable. Hasta que en el tercer corner corto de las holandesas llegó el gol. Mutio contuvo en primera instancia, pero la delantera Carlien Van den Heuvel definió con un toque de cachetada, cuando faltaban todavía 25 minutos para el cierre.
Había que torcer la historia. Pero, ¿cómo? Pavada de desafío, en una final olímpica muy cuesta arriba. Porque, se sabía, el que golpeaba primero golpeaba dos veces. Y ahí Holanda sacó una evidente ventaja.
Y para potenciar el lamento de las argentinas, la talentosa Maartje Paumen se sacó la marca de encima y clavó un bombazo alto, a los 19 minutos del segundo tiempo. Dos a cero y la ilusión que se empezaba a apagar de a poco.
Las Leonas, impotentes, esperaron el previsible final. Sin respuestas, superadas por un gran campeón.
Fuente Terra
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